¡Qué extraño es verme aquí sentado,
y cerrar los ojos, y abrirlos, y mirar,
y oir como una lejana catarata que la vida se derrumba,
y cerrar los ojos, y abrirlos, y mirar!
(.)
¡Qué extraño es verme aquí sentado,
y agarrarme una mano con la otra,
y tocarme, y sonreir, y decir en voz alta
mi propio nombre tan falto de sentido!
Quizá otros puedan vivir la aventura como si fuera nueva. Quizá. Ojalá.