A Grabiel

 Carlos Aurtenetxe

CORAZÓN DE MUELLE

                          A Gabriel Celaya
                           profesor del silencio
                           en la palabra necesaria.


Enfrente, han dado cuerda, y luz, a las banderas,
sin recato,
             y ondean,
y al ondear del viento en los colores
de la muerte,
el juego feroz, mecánico, de un rostro,
de un corazón de muelle.
Notario de la nada entera, notario del infinito
nulo.
Tan despacio.

Y ser sólo tan solo,
y ser sólo tan hombre, y ser tan sólo hombre
por lo que te rebasa.
y ser solo en nosotros, y ser sólo nosotros en uno
solamente,
              y ser solo con todos, en todos, solamente,
todamente, desnudos,
                              tan solos como fuimos.
Para qué. Para nada.

y ser sólo tan poco, y ser todo, y ser nada,
y ser todos, enteros,
                              tan poco como fuimos,
tan poco como fueron,
por un giro del aire en la enramada.

Del corazón del fuego al corazón
del frío.
Tan sólo un paso.
El río.

Del viento en los pinares, de la lluvia
en el bosque,
de la mar en la playa, inagotable,
de madrugada,
mirándome en los ojos del hombre sucedido
perdí el ruido del verso.
Sólo quedó el silencio.

Carlos Aurtenetxe.
* Publicado en A Celaya, Colectivo Homenaje a Celaya, 1993.


 
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